La remodelación nasal no quirúrgica o rinomodelación consiste en corregir defectos en la morfología de la nariz mediante implantes inyectables. Es un tratamiento médico mínimamente invasivo que consiste en inyectar sustancias de relleno, biológicamente compatibles, no tóxicas y que no provoquen reacciones alérgicas o rechazo.
Aunque no es una técnica nueva actualmente proliferan las ofertas publicitarias sobre la rinoplastia sin cirugía. Estas propuestas se basan en la utilización de material inyectable para corregir fácilmente defectos de la nariz en el consultorio, sin incisiones ni posoperatorio y a muy bajo coste. Esta atractiva posibilidad de mejorar el aspecto de la nariz lleva a la sobreindicación o inadecuada indicación de dicha técnica.
Pero debemos alertar sobre lo más importante a tener en cuenta: qué clase de material va a ser inyectado, es decir, si es temporal o definitivo. Cuando es de los primeros o reabsorbible el resultado va a durar un tiempo limitado, normalmente hasta unos 18 meses, y si es de calidad no va a ser tan barato. Si, por el contrario, el relleno se hace con materiales no reabsorbibles tendremos un resultado definitivo pero a costa de introducir un cuerpo extraño que antes o después provocará una reacción inflamación crónica. Es como meter pegamento debajo de la piel… El más utilizado hoy día es el metacrilato, seguido por los hidrogeles y, aunque actualmente no esta permitido su uso en nuestro país, la silicona líquida, también llamados biopolímeros. Las complicaciones de estos materiales pueden ser muy graves e irreversibles.
Por otra parte, como con los rellenos solo podemos aumentar o proporcionar volumen, lógicamente sus indicaciones son limitadas.
La rinomodelación con implantes reabsorbibles está aconsejada en aquellos pacientes que aunque presentan un alto grado de insatisfacción con el aspecto de su nariz rechazan una intervención quirúrgica. También puede ser útil como paso previo para valorar el efecto que produciría una determinada modificación de su nariz antes de someterse a una rinoplastia quirúrgica.
En la selección del paciente hemos de valorar, en primer lugar, si la queja del es objetiva, realista y si podemos satisfacer sus expectativas. No estará indicada o, incluso, está contraindicada, en aquellos que tienen expectativas irreales o presentan un cuadro de dismorfofobia, ni en pacientes, obsesivos, inmaduros o con dificultades emocionales.
Los defectos nasales que pueden ser corregidos mediante esta técnica pueden encontrarse en el dorso, punta, alas o afectar al conjunto de la nariz.
Es muy útil para tratar un dorso cóncavo, una giba o cifosis leve, la raíz nasal baja y una arista ancha etc.

Puede disimular una punta caída, asimétrica, poco proyectada o estrecha. Corregir una columela retraída o un ángulo columelo labial cerrado. También en las secuelas de rinoplastia, en las narices raciales (asiática, negroide y mestiza) y en el rinodesvío.
Para evitar problemas, la primera y más importante precaución es la de no utilizar implantes inyectables permanentes. Es más, no debe caerse en el error de que los hay semipermanentes: o se reabsorben o no se reabsorben. Del mismo modo debemos evitar las inyecciones del implante con agujas biseladas capaces de perforar la pared de un vaso. La nariz es una estructura altamente vascularizada y la embolización o trombosis puede acarrear graves problemas llegando a provocar necrosis cutánea e, incluso, ceguera. Siempre que utilicemos implantes que el organismo pueda reabsorber y empleemos cánulas en vez de agujas estaremos seguros de que difícilmente vamos a tener problemas graves.
Otro de los aspectos importantes que debemos considerar es que estamos utilizando material de relleno por lo que fácilmente corremos el riesgo de agrandar en exceso la nariz. Debemos tener siempre en mente la máxima “menos es más”, o lo que es lo mismo, “cuanto menos mejor”. Es preferible el tratamiento en varios tiempos y siempre como un tratamiento temporal que necesitará nuevas aplicaciones. Ante esta situación, no cabe duda que resulte tentador, por lo cómodo y económico, la utilización de productos plásticos inyectables permanentes.
Secuelas de la rinomodeción
Las complicaciones provocadas por los implantes inyectables son muy diversas. Pueden provocar de manera inmediata, eritema, edema, hematoma o una reacción alérgica. La infección, la hiperpigmentación y la necrosis en la piel por embolización o trombosis de una arteriola terminal son complicaciones infrecuentes aunque, como las primeras, también puede ocurrir con cualquiera de los implantes inyectables.

